Queridos amigos, han pasado algunas lunas desde que nos citamos por este medio. Han pasado cientos kilómetros de escena, barriles de maquillaje, muchos metros de telón, muchas lágrimas y muchas sonrisas prestadas a personajes, en todo este tiempo que no había podido compartir con ustedes mi columna. "El show debe continuar" y acá estamos, gracias al arduo trabajo de las creadoras de CULTURISIMA, quienes no han descansado ni un minuto en su afán de apoyar y difundir todo en lo que a materia teatral, y cultural, se refiere en Venezuela. Y es que, como en las grandes crisis históricas y universales, el Teatro sigue pujante y vivaz... a pesar de todo...
Viene a mi mente una película muy interesante, que hace analogía con la Venezuela actual. Se trata de “Mrs. Henderson presenta”, que trata sobre Laura Henderson (interpretada por la gran Judy Dench) una viuda muy rica que decide comprar un teatro en el Soho londinense en plena Segunda Guerra Mundial y mientras las bombas caían sobre Londres. Ella contrata a Van Damm, un experto en el mundo del teatro, con quien crea una relación de amor-odio pero totalmente fructífera, ya que logran crear un atrevido espectáculo que nadie había hecho nunca en el Reino Unido, dejando así un legado en la historia. Y aun cuando las autoridades querían cerrar el teatro, la señora Henderson lucha para tratar de impedirlo.
Esa Sra. Henderson, puede representar para mí a muchos teatreros venezolanos que en plena crisis venezolana están innovando, creando, ideando, reinventándose y produciendo a como dé lugar. Esto representa un gran crecimiento para muchos. Pues mientras más limitaciones tenemos, más creativos debemos ser, lo que implica un estiramiento artístico importante.
Desde lejos, se puede palpar también la necesidad de comunicar, es decir, de crear dramaturgia sobre nuestro día a día como país, desde una visión cercana y desde una visión externa. Se siente también que hay una mayor cantidad de nóveles dramaturgos perfeccionándose como debe ser: en la acción y ejecución, y que ya caducó el “monopolio” de la dramaturgia venezolana. Estos noveles dramaturgos -de cualquier edad- están en el país o fuera de él, inspirándose en nuestra realidad, quizás atreviéndose a escribir por primera vez, o quizás es la primera vez que se atreven a escribir conectándose a sus emociones más intrínsecas.
En cuanto a actores, en particular los TEATREROS VENEZOLANOS, personas que han dedicado parte importante de sus vidas a las tablas, han salido a recorrer el mundo. Están en todos los lugares del planeta nutriendo con su arte y dejándose nutrir por la cultura y diferentes formas de hacer las cosas. Ya llevan la experiencia de la lucha por no dejar desfallecer el Teatro, su Teatro, ese Teatro que se niega a rendirse frente al teatro hueco, al vacío, al farandulero, al oportunista, al que se hace desde el ego y para el ego.
Todos estos Artistas del Teatro, los que están allá, y los que están por allí, merecen aplausos por no dejar jamás de insistir. Una vez escuché la frase: “La felicidad no es productiva” y yo le agregué el adverbio: “artísticamente”, porque gracias a crisis internas y externas la sensibilidad del Artista aflora al máximo. Nos leemos en la próxima edición amigos... y como siempre les digo: ¡QUÉ VIVA EL TEATRO!
¡CULTURÍSIMA...
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