
15 de noviembre de 2018
OFICIO O PROFESIÓN

Por Clairet Hernández.
Actriz, directora, guionista y profesora de actuación
www.clairethernandezblogspot.com
@trilogiaactoral
@laactuacionorganica
@clayhernandezm
Unos hablan del “oficio del actor” otros hablan de la “profesión del actor”. Si buscamos definiciones tenemos lo siguiente:
Oficio: actividad laboral habitual, especialmente la que requiere habilidad manual o esfuerzo físico.
Profesión: actividad habitual de una persona, generalmente para la que se ha preparado, que, al ejercerla, tiene derecho a recibir una remuneración o salario.
Como vemos, ambas encajan. Quizás muchas personas hacen la distinción entre una palabra y otra según estudios que se hayan hecho o no, es decir, en este caso, si el actor estudió en un periodo de tiempo determinado en una institución formal y establecida para otorgar títulos, o si por el contrario, no tiene una formación formal sino que ha realizado cursos, talleres, o incluso, si ha llegado a las tablas sin ninguna formación (de los cuales, lamentablemente, hay muchos).
Este siempre ha sido un tema de debate interesante. Sobre todo entre actores noveles y actores con años de carrera. Los primeros van con la velocidad del mundo, de la tecnología, de las redes y la “facilidad” de “hacerse un nombre” (irrespetando al oficio o profesión, pues no sé hasta qué punto la respeten, ya que si quisieran ser médicos, si pensarían seriamente en el estudio y no en el postureo).
Los segundos defienden a muerte el estudio, la preparación y el respeto a la profesión, aunque algunas veces se les puede detectar un poco de incongruencia en su posición, ya que a algunos (por suerte no todos) si les hablas de alguna formación se ofenden, porque sienten irrespeto hacia sus carreras -como si un buen cirujano, un arquitecto, un ingeniero no tuviese que actualizarse según el avance del mundo-.
Llámenlo como lo quieran llamar, lo importante es nunca dejar extinguir la llama de la pasión que nos identifica a los actores, pero sobre todo que jamás se extinga el deseo y la necesidad de aprender, estudiar, practicar, ¡ENTRENAR!
El ENTRENAMIENTO profesional debe ser constante, ilimitado y de por vida, incluso, grandes actores reconocidos y admirados por la majestuosidad de su trabajo nos lo recuerdan.
Al Pacino, uno de mis actores favoritos, actor de teatro y cine con una carrera de más de 50 años, donde ha obtenido numerosos premios como: el Óscar, el Emmy, el Globo de Oro, SAG, BAFTA, Tony, entre otros, siempre resalta el trabajo que realiza con su mentor Charles Laughton para cada personaje, es decir, con cada nuevo personaje, Pacino fortalece su entrenamiento guiado por un coach actoral que se ha convertido en su amigo personal.
Por ejemplo, la reconocida actriz francesa Juliette Binoche define a un buen coach actoral: "es aquel que logra sacudirte como un árbol hasta que se caigan los frutos". Y también nos aclara la gran necesidad de confiar en un buen coach actoral: "antes de conocer a Susan, como actriz me sentía muy sola, porque nadie podía desafiarme".
Precisamente habla de Susan Batson, reconocida actriz, productora, profesora y coach actoral, alumna de Lee Strasberg, Uta Hagen y Hebert Berghof, y quien además realiza coaching a Tom Cruise, Jennifer López, Jennifer Connelly, Jamie Foxx, entre otros.
Es decir, entre un coach actoral y un actor debe darse una comunión profesional basada en confianza, disciplina, sinceridad y total transparencia para que fluya sin inconvenientes el proceso de creación. Si buscamos una imagen, es algo así como que el actor o actriz está gestando un personaje, y su coach es la partera o partero que ayuda a dar a luz ese personaje o escena.
Así como hace un entrenador físico, un coach actoral está allí para la preparación física y emocional que necesitamos para un nuevo personaje, un nuevo proyecto, y es quien ayuda a mantener al actor en constante entrenamiento. Por ello, mientras más nos tomamos en serio esta profesión u oficio, más avanzamos en la preparación.
¡CULTURÍSIMA...
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