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15 de julio de 2018

NO EMIGRES A GUYANA

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Por Jorge Luis Fuguett.
Coordinador General ONG “Mi Mapa”.
@
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Quizás el título sea muy directo y tienda a pensarse en generar odio al vecino oriental pero lo que muchos venezolanos que han cruzado al territorio Esequibo han vivido los hará entender porque debemos ser tajantes. La actual diáspora venezolana que ha generado la grave crisis que padecemos nos ha optado por buscar un mejor estilo de vida, natural en los venezolanos quienes somos personas laboriosas y emprendedoras; esa búsqueda ha optado por  emigrar a naciones vecinas y una de ellas, gracias a Dios en menor cantidad, ha sido la República Cooperativa de Guyana con la cual compartimos un reclamo territorial de antaño. Un antaño comparable a la posición anti venezolana del guyanés quien ha sido criado con esa mentalidad de desconfiar del venezolano lo que conlleva a que dicha República no honre su “Cooperatividad” que se incluye en su nombre oficial.

Grupos de venezolanos cruzan al Esequibo, tierra venezolana con un tamaño similar a 151 islas de Margarita y que Guyana administra según el Acuerdo de Ginebra de 1966, principalmente por los río Cuyuni desde San Martin de Turumban (Bolívar) a Eterinbang y por el Río Amacuro (Delta Amacuro) a Kumaka. Ambos son poblados de mucha actividad comercial y donde existen puestos de la Guyana Defence Force cuyos efectivos militares detienen a su antojo a todo aquel venezolano el cual debe sellar su pasaporte con Visa o pagar un peaje que le permita seguir su rumbo al este. Pagar al militar o policía guyanés no garantiza libre tránsito más si continuar la travesía hasta el destino final que normalmente es en la capital guyanesa, Georgetown.

Aquel que no logra pasar del primer punto de control igualmente llegará a la Capital de Guyana, detenido en un trayecto de 6 a 8 horas y llevado a una cárcel común donde debe esperar hasta una semana para ser juzgado por “ingreso ilegal a Guyana” con un Juez quien no vacila en dar su veredicto, labor que hace varias veces al día mientras observa la cara de desconocimiento al venezolano en medio de un Tribunal donde solo se habla un inglés complicado, sin el derecho a un intérprete, sin la presencia consular venezolana, sin lo establecido en la Convención de Viena y mucho menos sin lo recién estipulado por el Organismo de la ONU en defensa del Refugiado. Ese venezolano, de pie frente al Juez, normalmente se declara “Culpable” del hecho, suponemos recomendado por las Autoridades en el recinto judicial, posterior a ello el Juez lo condena a pagar una Fianza que oscila entre los $145 o hasta ocho (8) semanas de cárcel si no tiene el dinero para pagar. La mayoría no tiene el dinero y pues deben convivir por hasta dos meses con prisioneros guyaneses bajo un ambiente muy hostil, vejados por ser venezolanos y olvidados por nuestra Embajada. Al terminar su condena o pagar la fianza son deportados al límite nuevamente. Todo eso bajo la lupa de una Guyana miembro del Grupo de Lima el cual ha demandado en sus últimos escritos un trato respetuoso a los venezolanos que huyen de nuestro País.

Guyana ha sido clara en que sus Leyes no incluyen formas de trato a extranjeros que buscan refugio o asilo en su País y por ende “no es necesario adherirse al trato que los venezolanos reciben en otras naciones”. El Canciller de dicho país, adversario de Venezuela en relación al Esequibo, ha usado el tema de un supuesto aumento de pandillas delictivas en el límite de facto lo cual acarrea mayor presencia militar y control en el ingreso de venezolanos, buena excusa para justificar aumento en las detenciones. Los Jefes de las regiones en el límite de facto han hasta indicado que Guyana debe procurar cuidar sus fronteras por el ingreso de venezolanos con enfermedades contagiosas.

Caso contrario ocurre con brasileños quienes deambulan por Guyana sin visado alguno, muchos de ellos viviendo de la actividad minera mientras contaminan nuestros ríos con mercurio y cianuro; otro caso son los cubanos quienes llegan en grupos, vía aérea, y siguen su camino a Centroamérica para buscar su destino final en Estados Unidos.

Tal como mencionamos al comienzo, el pasar el primer control no lo salvará de la persecución, muchos venezolanos con residencia legal en Guyana nos indican que son monitoreados por la policía y en muchas oportunidades se les pide sus papeles de permanencia; esto sumado a la xenofobia silenciosa que viven. Realmente no es una muy buena opción pensar en el vecino usurpador para establecerse, Guyana y sus amigos del Caricom no dejarán de dudar de la Buena Fe del venezolano, su repulsión existirá aún bajo una Nación emergente y productiva.

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