
15 de julio de 2018
DE CIELO Y AGUAS AZULES: MORROCOY

Por Johana Mendoza
Cineasta.
@joham6
No hay lugar en la tierra más cerca del cielo que el mar, solo basta ver el horizonte y notar cómo se besan. Por esas carreteras de Falcón, entre el inclemente sol y la vía que se hace demasiado larga cuando vamos al disfrute, descubrimos de pronto la entrada de un espacio que nos acerca al reposo, que nos arrebata los males y nos sacude las energías, el Parque Nacional Morrocoy nos da la bienvenida; sus arenas, sus aguas y su sombra nos indican que han comenzado las vacaciones. Este reservorio natural posee playas para todos los gustos y deseos, para llegar en carro, en yate, peñero y hasta nadando. Basta nada más escoger que opción conviene a nuestro deseo.

Se divide en cayos, entre los más populares encontramos Cayo Sombrero, una lugar especial para la familia y pasar un día de compartir sereno. Si por el contrario deseas música y un ambiente más animado, puede desembarcar en la Piscina de los Juanes, una elevación de arena que no posee costa, la única forma de disfrutar de ella es llegando en yate o en peñero que anclará cerca de los manglares esperando tu retorno.

Hay cayos más concurridos, más tranquilos o más animados, basta solo consultar con los pescadores y capitanes de las lanchas cual es el ideal para ti, los más populares son Cayo Sombrero, Cayo Muerto, Paiclás, Boca Seca, Playuela y Cayo Peraza. Todos poseen variadas opciones gastronómicas, almuerzos, bebidas, dulces y accesorios. Muchos de esos vendedores cuentan ya con punto de venta inalámbrico para garantizar tu agrado. Si tu deseo es permanecer en tierra, las playas de la costa están sumamente equipadas, Chichiriviche, Morrocoy y Boca de Aroa presentan infinidad de opciones de hospedaje con playas privadas que brindan una comodidad inigualable.
Las actividades que puedes realizar son diversas, un paseo en bote a pedal, escaparte a los arrecifes para hacer snorkel o buceo, visitar el descenso de las estrellas de mar, observar las aves y especies que habitan en los manglares, una visita a la ruta de la virgen y aventurarte a acampar en una de las islas, son experiencias que debes regalarte al menos una vez cada tantos días.

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